AMESPA publica un estudio con la colaboración del Principado de Asturias y el Instituto Asturiano de la Mujer
La pandemia provocada por el COVID-19 ha supuesto una profunda transformación en el mercado de trabajo de los países occidentales y provocado una crisis económica dadas las restricciones a la movilidad y a la actividad que tuvieron que ser impuestas durante el estado de alarma. Hoy todavía estas limitaciones siguen vigentes y no es descartable que se impongan más medidas a fin de evitar un nuevo confinamiento.
Todo esta «nueva normalidad» está obligando a extremar las medidas de prevención como el uso de las mascarillas, la distancia social, mamparas protectoras, etc. y además está impulsando el teletrabajo.
Desde el Ministerio de Trabajo y Economía Social se está desarrollando una normativa para regular las condiciones en las que este teletrabajo se debe llevar a cabo. Sin embargo, existen diferencias al abordar esta cuestión desde una perspectiva de género pues confluyen aspectos como la conciliación de la vida familiar y laboral, el cuidado de los hijos e hijas con el agravante de la escolarización online o semipresencial, la convivencia de varios teletrabajos simultáneos en la unidad familiar, la escasez de medios telemáticos, etc. que además pueden tener consecuencias las carreras profesionales de las mujeres. Por tanto, es necesario trabajar en la realización de estudios que aborden desde una perspectiva de género las dificultades que tienen las mujeres para poder a acceder al teletrabajo, teniendo además en cuenta las dificultades que muchas actividades feminizadas tienen para poder desarrollarse bajo esta modalidad.
El estudio está cofinanciado por la Administración del Principado de Asturias, a través de la Dirección General de Igualdad, y del Ministerio de Igualdad, a través de la Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género y en el marco del Pacto de Estado contra la violencia de género.
Puedes leer el estudio completo AQUÍ